Pues vamos ahora con el cordón simple. En otro capítulo explicaremos otras con cordón doble.
En la figura anterior lo que queremos queda claro: la planta se dobla sobre el cable de atado y se eligen las yemas que quedan por la parte superior, más o menos separadas unos 15 cm, dependiendo de la carga que queramos y de la variedad, ya que cada variedad tiene entrenudos de distinta longitud. Las yemas que quedan por abajo se eliminan sistemáticamente, con un matiz que haremos cuando contemos la formación.
De cada yema nacerán los correspondientes sarmientos que darán uvas y, para cada año sucesivo iremos podando a dos yemas, quedando lo que se denomina PULGAR o TOCÓN. Pues ya está, cada año tendremos que podar las varas del año a dos yemas, como el dibujo de arriba: sencillo, no necesita labores de atado específicas, ya que la parte que vemos de madera es permanente y está ya atada al cable. Debido a esta sencillez facilita enormemente la mecanización y la poda por personal poco formado.
Veremos en otro apartado el cordón doble, pero es igual, solo que con dos brazos, uno a la derecha y otro a la izquierda del tronco principal.
(foto 1)
En la foto 1 vemos una vista general de la zona a podar, plantas de Agudelo, donde ya se ha efectuado una prepoda, cortando todas las ramas por arriba, para ir al grano. Incluso esta labor de prepoda es más sencilla que en guyot, ya que en guyot debemos identificar aquellas ramas susceptibles de convertirse en vara, y aquí no, todas las ramas son iguales, lo que simplifica el trabajo. Así, en un poda profesional, se suelen montar cuadrillas de dos personas con tijera eléctrica, la que va delante hace la prepoda y la segunda (más especializada) va formando los pulgares, alcanzando ritmos de trabajos muy altos. Buscad en Youtube y ya veréis.
(foto 2)
Vamos a por una planta. He numerado algunas ramas de la planta (foto 2). Veis que de cada pulgar salen 1, 2 o 3 varas. De esas tres varas tendremos que dejar una y podarla a dos yemas –normalmente-, y así para cada pulgar.
Aunque sea algo pesado vamos a podar algunos pulgares, para ver el proceso y las diversas circunstancias que pueden surgir.
(foto 3a)
En las fotos 3 vemos el primer pulgar. Con una P he marcado el pulgar que quedó del año pasado, del que han nacido las varas 1 y 2. Como criterio fundamental siempre intentaremos quedarnos con la vara más cercana al tronco (la más baja), salvo que esté enferma o algo así, en caso contrario cada año el pulgar estará más arriba, rompiendo la estructura de la planta. Quedaros con eso en la cabeza: el pulgar lo más pequeño posible, renovándolo siempre que surja la oportunidad.
Según lo anterior, parece claro quedarnos con la vara 2, ya que está más abajo y parece sana, pues cortamos por encima de 2 eliminado el pulgar del año pasado y la 1 (foto 3b).
(foto 3b)
En la foto 3c podamos 2 a dos yemas (recordad que cortamos justo por encima de la tercera yema, de esta manera mantenemos vivo el entrenudo entre ambas yemas minimizando el riesgo que se nos enferme el pulgar.
(foto 3c)
Pues ya está, así para el resto de pulgares.
Antes de ver otro pulgar una cosa. Fijaros que si me fallan las yemas de un pulgar pues éste seca. En estos casos sólo podemos esperar a ver si nace alguna yema estipular en la zona y volver a formar el pulgar o tenemos que cortar la planta por debajo de dicho pulgar para formar de nuevo la estructura, con la pérdida de producción de 2 años mínimo. Por este motivo es frecuente podar algo más largo, dejando 3 o 4 yemas, por si hay alguna helada tardía o algún accidente que aborte alguna yema. Si la cosa va bien simplemente cortaríamos las yemas que nos sobren ya en primavera, viendo ya cuales están naciendo. Evidentemente lo anterior significa el doble de trabajo, por lo que no se suele hacer en plantaciones comerciales.